BIOETICA
 

 

RECOMENDACIONES PARA LA FORMACIÓN DE CHE


 


 










Hoy por hoy, los CHE constituyen la herramienta más eficaz para trabajar la ética biomédica desde una triple perspectiva: conceptual o teórica desde la ética comunicativa, metodológica con un ética clínica entre el casuismo y el situacionismo, y administrativa desde el punto de vista descriptivo. En tomo al CHE pueden cristalizar buena parte de nuestras ideas para impulsar la bioética en nuestros países. Pero no resulta fácil orientar su formación. Para la Academia Americana de Pediatría, en su propuesta para un comité de ética, es la dirección de un hospital la que debe designar a los miembros del CHE entre los cuales habrá un médico de planta, un administrador hospitalario, un eticista o miembro del clero, un representante jurídico (abogado o juez), un representante de los discapacitados, un miembro de la comunidad, un miembro del staff médico, y una enfermera.
El hospital dará los recursos necesarios para su funcionamiento y el comité se reunirá regularmente o a demanda. Se encargará de desarrollar normativas para temas generales y situaciones específicas, hará una revisión retrospectiva de las historias clínicas que sean consideradas moralmente problemáticas y hará una revisión de casos específicos celebrando reuniones abiertas a todas las partes afectadas, convocándolas con 24 horas de anticipación y a pedido de los miembros del CHE, de la administración del hospital o de la familia del paciente.
El comité llevará un registro de todas sus deliberaciones y casos específicos considerados, guardando la confidencialidad propia de la institución, y aquél sólo podrá ser entregado bajo orden judicial o requerimiento especial de alguna organización acreditada.
Las recomendaciones de la Asociación Americana de Hospitales (1984) para los Comités Hospitalarios de Etica Biomédica consideran que las funciones de los mismos han de estar orientadas a dirigir programas educacionales el aspectos de ética biomédica, proveer foros de discusión entre médicos y otros profesionales del hospital o de otros sitios acerca de temas de ética biomédica, servir con capacidad consultiva a las personas envueltas el toma de decisiones biomédica, y evaluar experiencias institucionales referidas a la revisión de decisiones biomédicas, y evaluar experiencias institucionales referidas a la revisión de decisiones con implicancias ético-biomédicas.
Los comités de ética no se ocuparán de la revisión de conductas profesionales ni serán sustitutos de revisiones legales o judiciales, ni tampoco tomarán decisiones en dilemas ético-biomédicos. El comité no reemplazará los lugares tradicionales de decisión en estos aspectos. Los miembros del comité serán seleccionados de acuerdo con estos objetivos y representarán un amplio marco de perspectivas y experiencias. Serán multidisciplinarios incluyendo médicos, abogados, eticistas y representantes del paciente. El consejero legal hospitalario podrá participar y deberá revisar las recomendaciones emanadas del CHE. Para ser más efectivo, el comité tendrá la aprobación del hospital para un grupo estable que se reunirá regularmente y cuando sea necesario.
Como regla general, nadie que esté envuelto personalmente en el caso en cuestión, podrá participar del comité mientras este caso sea considerado. Las recomendaciones del comité serán válidas para todo el equipo que intervenga al el tratamiento. Se respetará la confidencialidad de la información del paciente y su privacidad. Las circunstancias bajo las cuales las recomendaciones del CHE puedan aparecer en las historias clínicas serán determinadas por cada hospital.
Veatch identifica cuatro tipos generales de CHE:

1) Comités que revisan valores éticos y de otro tipo de decisiones
sobre la atención de un paciente individual : es del tipo propuesto por Karen Teel,

2) Comités que se ocupan de decisiones y políticas éticamente más generales: distribución de recursos, disponibilidad hospitalaria para atender determinadas problemáticas, etc.,

3) comité consultivo: su función es aconsejar especialmente en el caso de pacientes terminales,

4) comité pronóstico: tal corno fue propuesto por el juez Hughes en el caso Quinlan. A estos cuatro modelos Spinsanti agrega un quinto, característico de las instituciones en las que prevalece una preocupación confesional, y que ha de tener en cuenta especialmente la conciliación con la moral religiosa.

John Robertson ha sugerido cuatro modelos posibles de CHE:

1) opcional-opcional: no existe obligación de consultar al comité ni de seguir sus recomendaciones,

2) imperativo-imperativo: la obligatoriedad es de consulta y cumplimento de las recomendaciones,

3) Imperativo-opcional,

4) Opcional-imperativo.

En cualquier caso, creemos conveniente que un CHE pueda ir dando sus pasos de crecimiento progresivamente, en una línea que va de la autoformación con revisión retrospectiva de casos, al establecimiento de normas generales, para terminar en la etapa consultiva. Nos resulta difícil creer que la formación de un CHE pueda ser una cuestión perfectamente pautada.
Cada hospital, cada grupo, cada individuo hará su experiencia única dentro de unas líneas muy generales. Pero la ética es una disciplina filosófica y no una ciencia categorial. Su saber es envolvente, aproximativo, diamérico, construido sobre la negación de la "no-ética".
El primer paso de un CHE, por ello, es socrático, de identificación de la sensibilidad ética, de la preocupación por el bien, del afán de la enseñanza. El liceo y la academia llegan después.
Nuestra preocupación es encontrar semejantes. En esa búsqueda, nuestra "recomendación" consiste en la organización de un "Curso de Comités Hospitalarios de Etica" donde puedan desarrollarse aquellas sensibilidades y preocupaciones. En ese curso, queremos proveer los elementos mínimos, teóricos y prácticos, para ese desarrollo.
Pero, más allá de todo esto, quien se asome a la luz de un CHE podrá ver sucederse los rostros multiformes de todos los pacientes que en su vida haya visto, los largos corredores de la vida y la muerte, la esperanza y la angustia, verá los aparatos del aliento y el pulso, la urgencia de las manos, las camas y los ojos, el bisturí que sangra sobre la carne abierta, la agonía de Jane Doe y el resignado gesto que Karen Quinlan tuvo cuando en un estallido el aire ya no estaba, verá también las leyes, los códigos, y masas interminables de hombres vejados en el nombre de la salud y la gloria de una raza sin manchas, verá pasar los siglos, y en el fondo sin tiempo de una tierra surcada por hombres incansables de todas las naciones, sobre la desgastada colina de los sitios, verá la amarillenta e indestructible piedra del templo de Esculapio.

 

 
 
 
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