En
el año 1986 el doctor Mark Siegler de la Universidad
de Chicago expresaba su actitud, en aquellos tiempos,
frente a los CEA, que creemos compartirán muchos
médicos:
«El crecimiento de los «Institutional Ethics
Commitiees» es, por desgracia, uno de los signos
de los tiempos. Su desarrollo simboliza el estado triste
deprimido y desorganizado en que ha caído la medicina
americana.
Los médicos americanos han perdido no sólo
cl poder político y económico; han perdido
también la autonomía para tomar decisiones
médicas.
Los buenos médicos siempre han integrado los juicios
técnicos, las reflexiones éticas y los deseos
de los pacientes para llegar a decisiones difíciles.
Sin embargo, la frecuencia creciente de los problemas
éticos ha animado a algunos médicos y a
expertos en ética a sugerir que estas decisiones,
demasiado difíciles para los clínicos, las
pueden asumir mejor los comités. Los comités
constituyen una amenaza a la relación tradicional
entre el médico y el paciente y pueden imponer
nuevas cargas administrativas y reguladoras a los pacientes,
familias y médicos, sin haberlas contrastado debidamente.
La existencia de los comités puede cambiar d lugar
de la toma de decisiones, del despacho o de la cabecera
del lecho del paciente a la sala de conferencias o a los
apartamentos de los ejecutivos.
Las dificultades que encontramos en nuestro país
se reflejan en los comentarios que podemos escuchar en
una tertulia de médicos:
A
- Estos comités sólo tratan casos difíciles
y extremos en los que es difícil probar que una
solución determinada es mejor que otra también
razonable No es mejor la decisión del comité
que la que yo pueda tomar.
B
- Estos comités no pueden enseñarme nada
En 25 años de practica médica no he encontrado
un sólo caso que no haya podido solucionar yo mismo.
C
- Interfieren la relación médico-paciente
y son instrumentos de la gerencia. .
D
- Es mejor un buen asesoramiento jurídico. Todos
tenemos una ética, en cambio hay que protegerse
ante las posibles denuncias.
E
- La bioética y las instituciones relacionadas,
entre ellas los comités de ética, constituyen
un nuevo poder y colegio invisible de especialistas: los
biócratas.
Sin
la menor duda de fundamento de estas opiniones, queremos
hacer las siguientes observaciones:
1.
Conviene dejar claro que un comité de ética
trata de manera sistemática el impacto de las decisiones
médicas sobre la dignidad humana, problema que
no puede reducirse a categorías médicas
y que hoy se muestra bastante más complejo que
antaño. Ciertamente los CEA no son el único
centro de decisiones éticas en un hospital, ya
que éstas se hallan indisociablemente unidas al
ejercicio correcto de la profesión. De todas maneras,
cuando de nuestras decisiones se siguen unas consecuencias
que afectan a la calidad de vida de manera incomparable
a lo que sucedía hace treinta años, resulta
ventajoso el apoyo del grupo de consulta -el CEA- que,
en el mismo hospital se ofrece a compartir la preocupación
y empeño en tomar decisiones correctas. Es distinto
actuar solo lo en equipo profesional técnico que
hacerlo sinérgicamente con personas que ofrecen
perspectivas y cualificaciones complementarias y que se
sienten involucradas en los CEA con el convencimiento
de que una medicina sólo es correcta cuando a la
corrección científica se suma una correcta
decisión en la resolución de conflictos
de valores.
2.
Son muchos los profesionales la salud, médicos
especialmente, que no aceptan que se ha producido un profundo
cambio en la relación médico-enfermera y
que el respeto a la dignidad del paciente tal como lo
hemos definido. Creemos al contrario de otros especialistas
en bioética norteamericanos, que los pacientes
prefieren ser adecuada y correctamente informados más
que tomar parte activa en procesos de decisión.
3.
Creemos que, en nuestro país, la autonomía
que reclama el paciente es posible ejercerla en un clima
de confianza al médico, si éste informa
correctamente al paciente.
4.
Es importante que el comité se presente y se considere
como lugar de consulta al servicio de la comunidad asistencial
y de los pacientes. En ningún caso el comité
puede aceptar 1a dimensión del médico de
su responsabilidad profesional en la toma de decisiones.
Incluso cuando cl comité publica un protocolo de
actuaciones, éste ha de utilizarse canto la normativa
e instrumento de ayuda institucional y colegial. No podemos
negar el peligro que tiene el CEA de convertirse en mero
instrumento al servicio de los intereses de la institución.
Este peligro se ha de prevenir ch la composición
de los CEA, asegurándose que los intereses de los
pacientes están representados, y en el reglamento
interior.
5.
El diálogo entre medicina y ley, está casi
en sus comienzos en nuestro país. Es conveniente
disminuir el temor de los médicos ante las denuncias
y descorazonar, las denuncias infundadas. Es conveniente,
además, convencerse que la legislación americana
y las sentencias de sus tribunales no son, sin más,
superponibles en España, creyendo que los jueces
españoles actuarían igual.
El
sistema legal fundamentado en la common law no es extraprobable
a los sistemas jurídicos que como el nuestro, el
francés, el italiano, el alemán, el portugués,
se fundan en el derecho romano. La ley en las cuestiones
médicas, cuando no se trata de delitos tipificados
en nuestros códigos jurídicos, es un arma
de dos filos. En principio, cuanto menos se legisle el
acto médico, mejor.
Encontrar el punto medio ideal es tarea de todos. Los
CEA pueden contribuir a clarificar para los médicos
y para los jueces la lex artis de cada especialidad.
6.
No se puede negar que la bioética tiende a convertirse
en biopolitica. Es ésta una buena razón
para no quedar al margen de esta evolución, para
orientarla, por lo menos, en el camino correcto. El ámbito
más apropiado es el del comité de ética,
permanente o Ad Hoc de ámbito nacional o supranacional.
Los CEA pueden ser los lugares ideales de entreno, discusión
y negociación entre visiones plurales. Sus documentos
pueden ser instrumentos de ayuda a los parlamentarios
cuando se tratan cuestiones bioéticas.
Finalizaremos este articulo, con unos consejos, por lo
que solicitamos la benevolencia del lector.
|