No
hay duda alguna de la eficacia de los comités de
ensayos clínicos establecidos en Canadá,
Estados Unidos y Europa, Además de la preocupación
ética de proteger a los sujetos humanos, existen
otros motivos de peso, como pueden ser: la obtención
de fondos para la investigación; el permiso de
comercialización de fin productos o evitar sanciones
legales y administrativas.
Con respecto a otros comités, puede resultar interesante
observar las conclusiones de una encuesta realizada en
1984 en 74 centros de neurocirugía pediátrica
en los Estados Unidos (de éstos sólo 24
tenían comités de ética, 13 de ellos
de reciente formación como consecuencia de las
discusiones sobre los casos «Baby Doe» y 21
otros centros proyectaban la creación de comités
de ética).
En primer lugar se considera que los comités de
ética son infrautilizados salvo cuando la prensa
airea cuestiones que alcanzan resonancia amplia que obliga
a tomar posiciones defensivas. En segundo lugar, aunque
estos comités están claramente dominados
por los profesionales de la salud y en su composición
no figuran miembros de profesiones recomendadas por bioeticistas,
son suficientemente representativos según el parecer
de los pacientes. Facilitan de manera importante el proceso
de decisión a los médicos y resultan de
importancia para las enfermeras, pero son percibidos como
menos importantes por los pacientes. En tercer lugar,
que la presencia de comités de ética en
los hospitales no tiene influencia en el número
de casos que acuden a los tribunales ni en la frecuencia
con que los médicos deciden retirar o discontinuar
una terapéutica o tratamientos que mantienen la
vida, en el momento en que lo juzguen indicado.
Es posible que esta visión corresponda a una visión
parcial de la realidad, pero obliga a una prudente actitud
ante, los comités de ética que creemos han
de ser concebidos sobre 'todo como un lugar de encuentro
que facilite la comunicación interdisciplinar,
ayudando a los médicos y enfermeras a asumir decisiones
muchas veces dolorosas, una vez contrastados pareceres
y valoraciones.
No hay que subestimar la importancia que pueden tener
algunos comités de ética, ni podemos sobrevalorarla
como si se tratara de una panacea para resolver conflictos
éticos planteados en la asistencia sanitaria.
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