Diversos
métodos han sido presentados para responder a 1a
consulta de casos éticamente problemáticos
en el hospital.
Así pueden mencionarse el método de la justificación
moral por principios o método principialista, el
método casuístico, las metodologías
clínicas, los enfoques basados en el agente moral
y sus virtudes, los métodos biográfico-narrativos
y algunos otros. Todos ellos han supuesto un notable avance
en orden a disponer de instrumentos capaces de trabajar
en minucioso detalle los pormenores de los problemas abordados.
Sin embargo, y pese a esta diversidad metodológica,
no hemos visto que en nuestros países y ni siquiera
en otras regiones, se cultive exclusivamente alguno de
ellos.
Más bien parece tratarse, al menos hasta el momento,
de distintas aproximaciones al problema con la dificultad
de poder compatibilizarlas a todas ellas.
El más difundido de estos métodos ha sido
el principialista que, como ya adelantáramos, fue
sistematizado por Beauchamp y Childress en sus "Principles
of Biomedical Ethics" (1979). A tal punto ha sido
d impacto del mismo en la comunidad bioética que
suele llamársele la "Mantra de Georgetown".
Consiste, de manera esquemática, en una justificación
por niveles jerárquicos. En un primer nivel se
encuentran los juicios particulares y las acciones que
puedan entrar en conflicto en una situación determinada.
Cuando esto sucede, muchas veces es posible resolver las
diferencias acudiendo a reglas y virtudes preexistentes,
aceptadas dentro de la comunidad moral en la que vivimos.
Si esto no es así, la discusión se traslada
a un tercer nivel llamado de los principios éticos,
entre los cuales destacan cuatro:
el
de no maleficencia
el de beneficencia
el de autonomía
el de justicia.
Los
principios son más generales y fundamentales que
las reglas. Todos tienen un mismo nivel a primera vista
aunque deba establecerse. En cada caso particular cuál
de ellos pesa más.
Finalmente, si el caso no puede resolverse acudiendo a
la evaluación de principios, se asciende a un cuarto
nivel de las teorías éticas o cuerpos integrados
de reglas y principios éticos entre las cuales
destacan las teorías deontológicas y utilitaristas.
La tarea de los comités de ética consiste
en lograr resolver las diferencias entre niveles construyendo
una posición consensuada entre las partes.
No menos importante ha sido el aporte metodológico
de la casuística.
La diferencia con el método principialista es que
en lugar de sostener la existencia de principios éticos
universales a manera de axiomas sobre los cuales ha de
descansar un ejercicio deductivo, el casuismo cree que
las situaciones concretas generan juicios prácticos
que darán lugar a "máximas" de
carácter probabilístico.
Más cercano a la tradicional práctica médica
poco inclinada a dejarse guiar por principios absolutos,
el casuismo inspiró un texto de amplia repercusión
escrito por Jonsen, Siegler y Winslade titulado "Clinical
Ethics" y que de algún modo representa la
diferencia del Centro de Etica Clínica de Chicago
frente al Kennedy Institute de Washington. En cualquier
caso, para los comités este ha sido otro valioso
recurso en el abordaje de casos.
Interesa señalar que en nuestro caso hemos aplicado
en diversas oportunidades los métodos mencionados
aunque nos hemos inclinado sobre todo en la ética
clínica a la profundización de una metodología
que tenga como base una conceptualización de la
práctica médica para construir desde allí
una alternativa metodológica. En este sentido identificamos
a. la relación profesional paciente como el ámbito
central de análisis y al instrumento que la explícita,
la historia clínica, como el material esencial
de trabajo.
Sobre el supuesto teórico del acto médico,
con sus momentos de la exploración, el diagnóstico
y el tratamiento, atendemos a la dinámica que se
da en cada caso entre los conceptos de persona y cuerpo
humano, de verdad y signos médicos de salud-enfermedad
y de acción terapéutica y corrección
de las prescripciones indicadas.
Podemos distinguir así entre una ética mínima,
a ser aplicada por todo profesional y registrada como
tal en la historia clínica, por ejemplo al expresar
las reglas básicas del manejo de la información
profesional-paciente como son las de confidencialidad
en la exploración, veracidad en el diagnóstico
y consentimiento informado en el tratamiento; y una ética
de conflictos que debe acudir sobre esa misma estructura
general a la inclusión de supuestos más
generales. En cualquier caso hay una doble direccionalidad
en nuestro tratamiento: en primer lugar en el sentido
secuencial con que se da todo acto médico desde
la demanda hasta el alta con cada uno de sus momentos,
y en segundo término en cada momento puntual "ascendiendo"
hacia cuanta generalidad resulte necesaria para la resolución
del conflicto.
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