Como
se sabe, hasta después de la Segunda Guerra Mundial
la mediana tuvo un modelo esencialmente científico-natural.
Es verdad que ya a finales del siglo XIX se había
iniciado una fuerte reformulación de este orden
heredado de la modernidad, a través de un primer
cuestionamiento dado en "la introducción del
sujeto en medicina" hecha por Freud y profundizada
en los enfoques de la antropología cultural y la
sociología. El paciente como "cuerpo-objeto
de la ciencia natural" se cargaba de valores en los
abordajes antropológicos, psicológicos y
sociológicos que progresivamente se fueron haciendo
de la práctica médica, y que culminaron
en las décadas de los '50 y '60 con la inclusión
de las ciencias sociales en los programas de enseñanza
y el protagonismo de la Organización Mundial de
la Salud como institución ejemplar de una visión
política, económica, social, cultural y
educativa de la salud. A partir de los años '70,
sin embargo, asistiríamos a una profundización
en el cambio de modelo: la aparición de la bioética
vino a defender la consideración del paciente como
"sujeto moral" y la inclusión de la filosofía
en medicina junto al saber científico y técnico,
En ese sentido, los comités hospitalarios de ética
resultan ser hoy el instrumento más adecuado para
llevar a cabo esa reformulación actual del modelo
médico porque son capaces de generar un espacio
para la introducción de la reflexión ética,
epistemológica y antropológica-filosófica
en la atención de la salud, destacando los valores
del paciente y la comunidad, y encontrando un camino alejado
de la disputa jurídica para fortalecer el vinculo
profesional-paciente e institución de salud-comunidad.
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