La
primera historia que vinimos a relatar pierde sus orígenes
en el tiempo. Se cree que fue hacia finales del siglo
V o primera mitad del siglo IV A.C. cuando tomó
cuerpo en Grecia el más breve e influyente de los
textos médicos conocidos cuyo autor, sin embargo,
se desconoce.
Los médicos no sólo encontraron en él
un conjunto de normas para poder desempatarse moralmente
en su profesión sino también la posibilidad
de un potente desarrollo social por la universalización
de su lenguaje. Reproducido incansablemente a lo largo
de los siglos, considerado por Erotiano como obra acerca
de la "téchne", prescrito por la bula
"Quod jusiurandum" de 1531 del papa Clemente
VII a todos aquellos que se graduaban de médicos,
normativa de los asclepíadas para K. Deichgräber
y manifiesto pitagórico para L. Edelstein, el juramento
hipocrático ha influenciado hasta hoy en la deontología
médica.
La Declaración de Ginebra y el Código Internacional
de Etica Médica de la Asociación Médica
Mundial lo adoptaron en su Asamblea General de 1948. Y
por este sentido de compromiso profesional y código
ético el Juramento es el antecedente mayor de los
comités de ética de los colegios, agremiaciones
médicas y escuelas de medicina que, frecuentemente,
extendieron este modelo a los hospitales.
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